Debido a que no todos podemos hacer todo y se tiene el tiempo como limitante, una de las acciones más comunes administrativamente,es delegar o designar a otra persona para que realice ciertas funciones, manteniendo el control sobre las acciones que se llevan a cabo.
Idealmente se delegan funciones y responsabilidades y no solamente tareas.
Delegar viene del latín delegare que quiere decir mandar a alguien de manera legal, es cuando se encomienda o comisiona a otra persona de hacer algo. Se delega la autoridad, funciones, responsabilidades y tareas.
Al delegar, se consiguen unos beneficios como mejorar la productividad, se logra que los empleados puedan mostrar todo el potencial que tienen, se logra aumentar su motivación, se produce una disminución notable del estrés del grupo de trabajo, se consigue crear sensación de equipo y se logra que también se produzca un mayor compromiso con la empresa.
En la empresa es común delegar, para hacer más eficiente el trabajo y destinar el tiempo en otras funciones que representarán mayor valor a la empresa.
La autoridad se delega, pero la responsabilidad se comparte.
Abdicar, del latín abdicatĭo, abdicación es la acción y efecto de abdicar (declinar a la soberanía o cederla, renunciar a derechos o ventajas). La abdicación, es un acto a través del cual un sujeto cede por sí mismo su cargo antes de la expiración del tiempo establecido con anterioridad. Se trata de un concepto similar al de renuncia. Ya que no se seguirá con lo que se está haciendo.
Se dice que en la empresa se está abdicando, cuando se “delegan” las funciones o responsabilidades, sin tener control sobre ellas; pero en realidad lo que se está haciendo es desentenderse de esa responsabilidad y pasársela a otra persona. Porque no se tiene la competencia para llevar a cabo esas funciones o bien porque no “me gusta” o no quiero hacerlo. Se tiende a desinteresarse, abandonar o bien creer que la otra persona puede hacerlo o lo hace mejor que ella.
Generalmente, se abdica cuando no se cuenta con la competencia para hacer la tarea o no es su especialidad.
En la pequeña empresa por ejemplo, es común que el empresario abdique las finanzas, cuando su fortaleza son las ventas o la producción.
Conviene hacerse la pregunta ¿Estoy delegando o abdicando? Para volver a tomar el control de las situaciones.
Deseándoles éxitos
Atentamente,
Jorge Rubio Pinto
RUBIO Consultores
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