Cuando le preguntan a mi mamá qué hago, seguramente no le gusta responder. Le he explicado comentándole las cosas que más realizo: “Me encargo de preparar cursos y elijo las actividades para que estos funcionen mejor”, “Identifico cómo las empresas pueden crecer”, “Le ayudo a los líderes a diseñar sus conversaciones”.
Al ver su comunicación no verbal me doy cuenta que considera que el tipo de trabajos que describo es poco creíble, especialmente cuando se me ocurrió decirle “diseño conversaciones”, pero su respuesta verbal es la que me ayuda a verificar que piensa que lo que hago no es un trabajo de verdad: “Pero, sí te pagan, ¿verdad?”.
De todas las explicaciones la que le da más tranquilidad es la de “Imparto cursos en empresas para que las personas se lleven mejor y los jefes tengan más influencia”. Y cuando la veo así, entonces todo lo demás sobra.
Desde que inicié mi camino en la consultoría de desarrollo de organizaciones, he aprendido a comunicarme mejor, todavía tengo mucho trabajo por hacer en este aspecto, y muchos otros más, pero el camino se ha iniciado.
Lo que he aprendido me ha ayudado a trabajar con equipos de trabajos para su integración y así pasar del “yo” al “nosotros”. Aunque hago dinámicas de grupo y me encanta las actividades en campo, este no es mi objetivo central. Lo que hago es reunirme con los equipos de trabajo y generar conversaciones estratégicas para descubrir un propósito, establecer una visión y crear planes de acción que se cumplan. Utilizo formatos, herramientas y evaluaciones de trabajo que he aplicado en empresas de diferentes tamaños, desde 10 colaboradores, y en diferentes países.
Si el grupo me lo permite les acompañaré temporalmente para observar la forma en la que se comunican y capacitarlos en cómo retroalimentarse, gestionar emociones y presentar mejor sus ideas.
¿Qué me gusta ver al hacer este trabajo? Por un lado, cuando las personas deciden hacer algo diferente para estar mejor y lo hacen. Por el otro, cuando veo que un jefe se convierte en alguien que motiva e inspira y crea un mejor spacio para estar.
Una buena conversación me permite observar más y mejores posibilidades y esto me da fuerza en la constante reinvención que la vida me ha dado la oportunidad de tener. Diseñar conversaciones es algo que necesitamos hacer más consciente en Guatemala, porque quiero ayudar a cambiar el “aquí está duro / difícil / inseguro / eso a nadie le interesa”, por el “sería posible sí / podemos lograrlo al / conseguir eso es con / tenemos los elementos para “.
Escríbeme y diseñemos junt@s tu futuro y el de tu organización.
EdP
Elisa Maria de Paz Montalván
elisadepaz@360gradosenespiral.com