En estos tiempos, escribir sobre estrés, está siendo visto ya como parte “normal” de nuestro día a día debido a la etapa de la humanidad que nos está tocando vivir, llena de cambios sociales, tecnológicos e incluso ambientales, lo cual nos demanda una constante respuesta de adaptación continua, viéndonos alcanzados por los efectos del mismo de diversas formas, el objetivo de este artículo es dar a conocer algunos aspectos interesantes del estrés y sobre todo trasmitir una esperanza a saber que sí podemos aprender a manejarlo de forma positiva para alcanzar a vivir una vida más plena, tanto física como emocionalmente obteniendo paz, al lograr realizar nuestro propósito en la vida independientemente de donde estamos ubicados geográficamente, social o económicamente, sabiendo que el funcionamiento físico del cuerpo es el mismo, en los seres humanos.
Iniciaré, por definir algunos términos que pueden ser de utilidad:
Estrés
Es la respuesta de adaptación psicofisiológica que presenta el cuerpo para responder a algo que percibe diferente o amenazante. Se activa el sistema nervioso simpático e inicia la respuesta llamada de “lucha o huida” para enfrentar al estresor. Se manifiesta: aumentando los latidos del corazón, sudoración, dilatación de pupilas, contracción muscular, etc.
Estresor
Es la situación real o imaginaria, persona, animal u objeto, que al ser percibido amenazante, puede desencadenar la respuesta de estrés. Puede ser un evento positivo como el nacimiento de un bebé o algo negativo como ser asaltado.
Tipos de estrés: El estrés agudo o bueno
El cual es inmediato y de poca duración, empieza a circular adrenalina en nuestro organismo, se presenta enseguida o durante un suceso real, generalmente de alto riesgo e impacto (nivel 10, lo cual obliga a que también ocurra una respuesta de relajación posterior) en nuestra vida y posiblemente va a obligarnos a hacer cambios permanentes en nuestra vida. (La muerte inesperada de un ser querido, extorsión, asalto, accidente, violación, abuso intrafamiliar este último puede estar en las tres formas de estrés). Es un tipo de estrés que podemos decir es impactante pero su duración es corta, teniendo el cuerpo la capacidad de volver a encontrar equilibrio después de cierto tiempo, aproximadamente de 4 a 6 semanas, volviendo a la mayoría de rutinas y después de un proceso de aceptación de lo que haya sucedido en cada caso, sin embargo hay quien no lo supera tan fácilmente y podría ser necesario la psicoterapia, apoyo en el área espiritual e incluso fármacos, dependiendo de la respuesta personal, no tiene que ver con fuerza de voluntad, inteligencia o capacidad, simplemente tenemos formas distintas de manejar las situaciones y recursos psicológicos, emocionales o sociales que nos pueden ayudar, hay que evitar comparar, juzgar o criticar la forma como cada quien lo maneja, sería importante darnos cuenta que si el tiempo transcurre y notamos que la persona sigue afectada, no volviendo a su vida normal, no aceptando lo sucedido, desarrollando síntomas depresivos, posiblemente va a pasar al siguiente tipo de estrés, al cual se le denomina post-traumático, a mí me gusta llamarlo, silencioso, y que muchas veces creemos haber superado el evento traumático que vivimos con el estresor agudo, sin embargo, experimentamos, recuerdos recurrentes involuntarios de la situación, convirtiéndose esto en un nuevo estresor, que nos lleva a revivir constantemente la misma situación, la cual puede desencadenarse por un sonido, una imagen parecida, una persona parecida, etc. Las mismas respuesta físicas y emocionales de cuando se vivió de forma real, creando un patrón traumático que puede llevar desencadenar, ansiedad generalizada, conductas de asilamiento, evitación, ataques de ansiedad, fobias, adicciones, para encontrar alguna forma de manejar dichos recuerdos, actualmente en Guatemala se encuentran profesionales capacitados con técnicas especificas para tratar este tipo de estrés, una de ellas es EMDR (Reorganización y desensibilizarían a través de movimientos oculares) siendo una técnica recomendada para el manejo de estrés postraumático por su alta efectividad.
Anteriormente cuando impartía mis talleres en manejo positivo del estrés solía decir, “gracias a Dios esto no es tan frecuente”, sin embargo y ahora con tristeza comparto que es quizás tan frecuente como el estrés crónico, debido a la inseguridad, que se vive constantemente, no sólo en la ciudad, sino en el interior de nuestro país.